El ácido hialurónico es un componente esencial de nuestra piel, que sirve como soporte del colágeno y las fibras de elastina y contribuye a hidratar y dar volumen a la piel.  Tras el verano, la piel queda muy deshidratada y el ácido hialurónico tiene una gran capacidad de captar agua, por lo que se revela como el tratamiento  necesario para reponer esa “esponja fisiológica” que garantiza la hidratación de nuestra piel. De esta hidratación se derivan la capacidad volumétrica, el efecto lifting, el efecto flash y el efecto de esponjosidad y jugosidad de la piel.

El ácido hialurónico además de alisar los pliegues subcutáneos estimulan la producción de colágeno, lo que multiplica y prolonga el resultado rejuvenecedor. Su utilización destaca en relleno y cortorneado de los labios y pómulos, así como para alisar la frente y las marcas cutáneas; aunque también se administra para reducir las cicatrices del acné severo y otros problemas cutáneos que
ocasionen perdida de piel.

Está principalmente indicado para:

  • Restaurar volúmenes en aquellas zonas de nuestro rostro que con el paso del tiempo los van perdiendo, como las mejillas, resultando muy eficaz para realzar los pómulos.
  • Hacer desaparecer arrugas, como las del surco nasogeniano, las peribucales (el llamado código de barras), las del entrecejo o las patas de gallo.
  • Recomendado para el perfilado labial, aumento del volumen de labios, refuerzo de las comisuras e hidratación labial.

 

Ácido Hialurónico