La piel de nuestras manos es extremadamente delicada y es una de las zonas de nuestro cuerpo más expuesta, siendo pues una de las más afectadas por agentes que estropean la dermis y la dañan. La resequedad de la piel de las manos es causada tanto por agentes externos (el frío, el viento, humedad excesiva, radiaciones ultravioleta, detergentes, el jabón y la contaminación) como por agentes internos (alteraciones hormonales, medicamentos, tabaquismo, alimentación deficiente, la disfunción sebácea y la disfunción sudorípara).

Básicamente, todos ellos comportan la agresión y destrucción del manto hidrolipídico considerado como una “crema protectora natural” de nuestra piel. Es una emulsión que fabrica el cuerpo de forma natural formada por el sudor y el sebo, siendo la primera barrera defensiva contra las agresiones externas.

Para proteger tus manos del frío es esencial aplicar hidratación y cuidados extras a tus manos.

Ya hemos hablado en otras ocasiones que para elegir la hidratante perfecta para tu piel debes tener en cuenta tu tipo de piel, tu edad y las necesidades de tu piel. La hidratación de tus manos debe ser diaria, incluso si ya se encuentra bastante reseca, es recomendable aplicar hidratación varias veces al día.

Igualmente, si tus manos ya se encuentran muy deterioradas por el frío puedes recurrir a tratamientos exfoliantes. Al exfoliar se limpian los poros quedando abiertos y receptivos, para recibir mejor cualquier tratamiento cosmético que apliques a continuación. No debe sobrepasarse su uso a una vez por semana.

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